¡Al abordaje! Las costas bretonas a bordo de un antiguo velero

¿Hacerse a la mar para admirar la belleza de las costas bretonas? Mejor todavía es hacerlo embarcando en un velero de época, cuidadosamente mantenido a lo largo de los años o una réplica fiel de un dundee, un barco langostero o atunero de antaño. A toda vela, podemos participar en las maniobras sobre el puente que cruje o dejarnos simplemente llevar sobre las aguas. ¿Sueñas con ello? ¡Entonces súbete a bordo! Largamos amarras…

Navegar como en el siglo XVIII en el Étoile du Roy

A los pies de las murallas de Saint-Malo, cálzate unas botas, agarra tu tricornio y súbete al puente del Étoile du Roy, una increíble fragata corsaria, el tercer mayor velero tradicional francés. 20 cañones todavía en su sitio, 790 m² de velamen, un mascarón de proa como en los libros de grabados… Basta cruzar la pasarela y subirse a bordo para viajar en el tiempo. ¿Te apetece navegar sobre este célebre barco de tres mástiles? Varios viajes hacia Paimpol o Roscoff están abiertos a los voluntarios. ¡Anímate!

Alzar las velas en el An Durzunel

Rumbo a la bahía de Cancale para un paseo cargado de sal a bordo del An Durzunel, “tórtola” en bretón. Reconstruido siguiendo los planos de época, este antiguo barco pesquero es brioso cuando sopla la brisa. Ideal para iniciarse a las maniobras. Puedes ser grumete por un día, en el foque o en la mesana, tirando, izando, bordeando y llevando el timón. ¡El barco incluso puede navegar “rozando las rocas”, con el Monte Saint-Michel a la vista!

Iniciarse a la acuarela a bordo del Eulalie

¿Preparado para zarpar? En los muelles de Lézardrieux, cerca de la isla de Bréhat, Eulalie, un precioso barco sardinero de amplia cubierta, acoge cómodamente a su tripulación. Se cargan víveres y cajas de acuarelas para una clase de pintura en medio del océano. Con el cortavientos y el trinquete izados, los pinceles pueden aplicarse al papel. Faro a babor, arrastrero frente a la costa, rocas rosas de Bréhat a la vista... ¡Bretaña posa de maravilla para realizar un diario de viaje personalizado!

Navegar a la antigua en La Recouvrance

150 toneladas, 9 velas, 430 m² de velamen, 4 km de cabos, 130 poleas… Las cifras de la Recouvrance impresionan a los aprendices a marineros, sobre todo cuando esta orgullosa goleta, toda ella de madera, parte de la ensenada de Brest. Réplica de un aviso de 1817, barco militar que se dedicaba a transportar los pliegos urgentes, La Recouvrance navega a la antigua y la tripulación recibe una clase de navegación, con mapas, compás y regla. ¡Cuidado con la cabeza al virar! Con sus 600 kilos, la botavara podría noquear a más de uno…

Observar las aves desde el Saint Guirec

Desde Perros-Guirec, el archipiélago de Sept-Iles (Siete Islas) y sus tesoros se encuentran a sólo unas millas, paraíso de las aves y de los ornitólogos acostumbrados al mar. En el Saint Guirec, coqueta réplica de un barco langostero de 1920 con un hermoso casco color verde y velas de tonos caramelo, estamos en primera fila para divisar los alcatraces comunes, cormoranes y frailecillos vestidos de blanco y negro que anidan en los acantilados. Nos pasamos los prismáticos los unos a los otros. ¡No es un raro que podamos ver una gran foca gris!

Picnic a bordo del Ausquémé

¿Y si tomásemos algunos productos del mar… en el mar, en el puente barnizado de un velero antiguo? En la bahía de Cancale, el Ausquémé, construido en 1942 para el dragado de ostras planas en el golfo del Morbihan, es un bello velero del patrimonio bretón. Ahora se ha convertido en una cocina y restaurante al aire libre. ¡Saborear unas ostras con el aire marino promete ser tónico y vigorizante!

Pescar el atún en el Biche

El último atunero dundee del Atlántico que realizó tantas campañas de pesca a vela desde la isla de Groix, su puerto de origen, tiene un aspecto imponente. Construido en 1934 y restaurado en 2012, el Biche vuelve a navegar para unos cruceros cargados de yodo en las costas de Bretaña. Hay que verlo avanzar impelido por el viento con todas las velas izadas. No siempre consigue capturar atunes, pero ayudamos a maniobrar el barco con una tripulación de viejos lobos de mar dispuesta a contar sus gestas.

Creerse Surcouf, el rey de los corsarios

¿Quieres navegar sobre las olas como Surcouf, célebre corsario de Saint-Malo? ¡Al abordaje, pues! Embarque inmediato en la réplica de su barco rebelde, que lleva un nombre muy apropiado ”Renard” (“Zorro”), un balandro de raza, pintado de amarillo y negro, que singla de fuerte en fuerte a lo largo de la costa Esmeralda. La tripulación no baja la guardia pero se les puede echar una mano e incluso prolongar la aventura para acudir a una reunión de veleros antiguos o a la salida de una regata trasatlántica. ¡Mágico!

Asistir a las Fiestas marítimas internacionales de Brest

¿Quieres participar en una gran fiesta marítima? Acércate a Brest y a sus Fêtes maritimes internationales durante la primera quincena de julio (las fechas cambian cada año). Como cada cuatro años desde 1992, habrá mucha gente en los pantalanes y en el puerto con motivo de esta fiesta de los veleros más grandes y bellos del mundo. Un total de 1.050 veleros participaron en 2016 (el último evento en celebrarse debido al aplazamiento de la edición de 2020), con 9.000 navegantes de 25 naciones. ¿Por qué no unirse a nosotros en 2024?

Cita en Bretaña