País de Grasse, tierra de perfumes

Alzándose en la ladera de una colina 20 km de Cannes, la capital mundial de los perfumes se extiende entre los 100 y los 1.000 m de altitud. El saber hacer relacionado con la perfumería del País de Grasse está incluido en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.

La perfumería despliega aquí un saber hacer excepcional. Entre las empresas internacionales de materias primas, el centro de formación de perfumistas, el Museo Internacional de la Perfumería, las fábricas Fragonard, Molinard y Galimard, y los pequeños concept stores especializados, la historia mundial de la perfumería revela aquí sus secretos y sus misterios. Los perfumistas de más talento se aprovisionan en Grasse.

En las callejuelas estrechas de su centro antiguo, los edificios de los siglos XVII y XVIII alternan con palacetes del siglo XIX, algunos de ellos con jardines secretos. Varios miradores con unas vistas increíbles hacen que Grasse sea denominada balcón sobre el Mediterráneo. Con un temperamento fuerte pero discreto, Grasse huye del esnobismo. La ciudad organiza durante todo el año destacadas exposiciones sobre el arte y la historia de la perfumería.

En la época de buen tiempo, entre dos visitas uno podrás descansar en una de las tumbonas de libre servicio situadas bajo un atomizador perfumado. Claro está, aquí hay que dedicarse sin moderación a las compras de artículos de perfumería en las numerosas tiendas especializadas, entre ellas la magistral cristalera situada en el corazón de la fábrica histórica Fragonard: ¡No puedes perdértela!

Grasse, capital mundial del perfume

Es en Grasse donde han sido creados multitud de perfumes míticos de las marcas Rochas, Dior, Chanel, actividad central de la localidad. Sin embargo, en la Edad Media, Grasse estaba especializada en el curtido de cuero. Para reducir el fuerte olor de las pieles, el curtidor local Galimard tuvo la idea de crear unos guantes de cuero perfumado. Ofreció un par a Catalina de Médicis que quedó inmediatamente encantada.

Esta nueva moda se extendió en la corte real y en toda la sociedad. Los encargos afluyeron, haciendo que los curtidores se reconvirtieran en guanteros perfumistas. Poco a poco, el cuero dejó su lugar a la producción de perfume.

Las flores del País de Grasse - lavanda, mirto, rosa, flor de azahar y sobre todo el jazmín – “flor mítica” de la localidad – pasaron a ser tesoros locales. Desde la producción de materias primas naturales a la fabricación de concentrado de perfume, todas las especialidades seculares están reunidas aquí. Grandes marcas como Chanel cuentan en el País de Grasse con sus propias plantaciones de rosas y jazmines, dedicadas exclusivamente a la fabricación de sus perfumes.

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