Bretaña: cuatro días en familia con Gang of Mothers

En una playa, en Bretaña.
Con su costa de acantilados erizados que esconden pequeñas calas salvajes de arena o guijarros, Bretaña fascina y atrae tanto a los amantes de los viajes naturales por carretera como a las familias que buscan un cambio de aires y tranquilidad. Sigue la guía para respirar aire fresco y evadirte.

Primer día: Vannes y el golfo de Morbihan

La primera parada es Vannes, capital de Morbihan. Enclavada en el extremo del golfo, protegida por las murallas, la ciudad medieval, con sus calles empedradas y sus coloridas fachadas de entramado de madera, encantará a toda tu tribu. La pausa para el almuerzo es una oportunidad para descubrir una profesión tradicional: la de ostricultor. Para esta excursión en el golfo de Morbihan, nos embarcamos en un barco eléctrico silencioso y respetuoso con el medio ambiente para descubrir los criaderos de ostras... con una pequeña degustación al final.

Una vez que te hayas saciado, puedes continuar tu viaje admirando los famosos 3.000 menhires alineados en hileras de Carnac, de 7.000 años de antigüedad. Los niños se quedarán con la boca abierta y los más entusiastas querrán aprender más en el Museo de la Prehistoria. Tras contemplar los tesoros de nuestro patrimonio, diríjete a la playa de Sables Blancs, en Plouharnel. Podrás disfrutar de un baño en esta inmensa playa salvaje, situada en el fondo de la bahía de Quiberon. Un consejo: quédate hasta la puesta de sol para admirar un espectáculo impresionante del que sólo la naturaleza preservada tiene el secreto.

Oficina de turismo del golfo de Morbihan (Enlace externo)

Segundo día: la isla de los Moines

Esta puede ser la principal dificultad del viaje: sacar a los niños de la cama para llevarlos a isla de los Moines (Enlace externo) de madrugada. Para llegar a la mayor isla del golfo de Morbihan, diríjete al muelle de Port Blanc, en Baden, donde te espera una lanzadera.

En la isla, en permanente contacto con la naturaleza, podrás recorrer los 14 km de senderos en bicicleta, admirar el conjunto de casas blancas de pescadores y el litoral que tiene aires de isla griega. Una invitación a relajarse. Alternando los paseos en bicicleta y los chapuzones en el agua, puedes hacer una parada en la crepería La Chaumière, en la plaza Ru Vraz, que ofrece deliciosas galettes, ¡pero no sólo eso!

Tercer día: la Boucle des Corniches en el Finisterre sur

En Bretaña todavía te aguardan muchas sorpresas. Para este tercer día, déjate tentar por el Boucle des Corniches, un paseo por el litoral; más de 12 km para los más atrevidos. Recorre toda la costa hasta el mar Blanco. Ideal para recargar las pilas y disfrutar del aire marino. Para una escapada gastronómica, no faltan buenas direcciones en la zona, como L'Alhambra en Bénodet o el Café du Port en Combrit Sainte-Marine.

Y para admirar el impresionante panorama desde otro ángulo, puedes llevar a tu familia al Centro náutico de Fouesnant. La oportunidad de remar juntos alquilando kayaks dobles, y de atracar en una playa casi privada. Risas y recuerdos memorables garantizados.

Cuarto día: la punta de la Torche y Le Guilvinec

Para terminar estas vacaciones en familia por todo lo alto, te mostramos una actividad física e inusual que pondrá a todos de acuerdo. Porque hay un arte de vivir en Bretaña y más concretamente aquí, en la punta de la Torche (Enlace externo) : ¡el surf! Esta península natural, escarpada y batida por el viento, es en efecto el lugar ideal para probar este deporte con profesores experimentados y pedagogos en el club 29 Hood Surfclub (Enlace externo) .

Tras el esfuerzo, dirección a Le Guilvinec, primer puerto de pesca artesanal de Francia. A bordo de un barco de la compañía Soizen, nos embarcamos en una visita guiada para conocer a los animales marinos. Aquí, las focas grises y los delfines son los protagonistas y tanto los jóvenes como los mayores quedarán maravillados. Un final de estancia tan encantador e inolvidable como el resto del viaje.

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