Platos mediterráneos

A base de frutas y verduras, de aceite de oliva, de pescado y de finas hierba, la cocina del Mediterráneo huele a vacaciones, a partidas de petanca y a siestas a la sombra de grandes pinos. También es célebre por sus efectos benéficos en la salud.

Una entrada típica de Niza

En aperitivo, bébete un pastis, este alcohol aromatizado con anís que los habitantes de Provenza toman en las terrazas de los cafés. Y para abrir el apetito, una pissaladière, tarta de cebolla rellena de filetes de anchoa y aceitunas, que ocupa un lugar destacado en la carta del Papayou, un restaurante situado en el corazón del viejo Niza. A continuación, dirígete al mercado, en el Cours Saleya, para devorar frente al mar un pan-bagnat con anchoas y aceite de oliva. Un aceite omnipresente en la cocina mediterránea, como en la anchoïade y el alioli, la brandada de bacalao o la tapenade (salsa a base de aceitunas y alcaparras).

Unos huertos extraordinarios

En los emblemáticos mercados de Provenza, las frutas y verduras cargadas de sol te tienden los brazos. Como entrada, te puedes deleitar con una sopa de pistou (nombre provenzal de la albahaca) o una ensalada niçoise. A continuación, disfruta del sabor de una ratatouille, de los petits farcis (verduras rellenas) o de unos buñuelos de flor de calabacín.

La bullabesa, la estrella

¿Quién no conoce la bullabesa? Indisociable de la imagen de Marsella, en la actualidad se prepara siguiendo unas reglas muy precisas, según las cuales los pescados deben llegar enteros en el plato y ser cortados delante del comensal. En el Miramar, restaurante marsellés y uno de los impulsores de esta normativa, no menos de seis pescados componen la bullabesa. Los vinos blancos de Cassis son los acompañantes ideales de la bullabesa.

Productos de la pesca

El mar mediterráneo te reserva otras hermosas sorpresas gustativas, como una dorada acompañada de arroz de Camarga o unas anchoas de Colliure con su carne fina y perfumada que puedes saborear en la terraza del restaurante La Balette (1 estrella Michelin desde 2013), con vistas a la bahía de este encantador puerto de la Costa Bermeja. En cuanto al marisco, no te puedes perder las ostras y los mejillones de la cuenca de Thau. Carnosas, crujientes y fundentes, las ostras de Bouzigues son criadas siguiendo un método único en Francia presentado en el Museo de la Laguna de Thau, en Bouzigues.

¿Un poco de carne?

Elaborada a base de carne de cordero, de ternera o de toro, la daube provenzal es marinada con vino blanco o tinto con las tradicionales hierbas de Provenza (tomillo, romero y ajedrea). En Aviñón, el chef Christian Etienne aconseja probar la daube aviñonesa (cordero y vino blanco), mientras que en la Costa Azul se prefiere la daube niçoise (ternera, vino tinto y setas).

Dulces del sur

Navettes (galleta seca con agua de azahar), pompe à l'huile (torta a base de harina, aceite de oliva y azúcar), calissons (dulce de almendra con aroma de fruta)... ¡Provenza es una región golosa y se nota! Los más golosos se instalan en la plaza de Lices en Saint-Tropez y se deleitan con la célebre tarta tropézienne (brioche con crema), que se hizo famosa por Brigitte Bardot durante el rodaje de “Y Dios creó a la mujer”. En Menton, recomendamos que pruebes una tarta de limón: este cítrico es celebrado cada año en esta localidad situada en la frontera con Italia. Para las fiestas de Navidad, las mesas de Provenza se llenan con los trece postres tradicionales – trece como Jesús rodeado de sus doce apóstoles. La lista varía de una localidad a otra, pero encontrarás avellanas, higos secos, almendras, uvas pasas, nougat (especie de turrón), dátiles…

Cita en la Provenza y en la Costa Azul