Qué ver en Normandía

Normandía atesora en sus tierras una de las maravillas de Occidente. Una joya sobre un peñasco que se erige en pleno corazón de una inmensa bahía: el Mont Saint-Michel. Aquí podemos encontrar pueblos pintorescos de calles pavimentadas e iglesias góticas, fuentes de inspiración para el impresionista Claude Monet. Normandía también adopta el rostro de la modernidad en sus ciudades que apuestan firmemente por el futuro, como Le Havre. ¡Vamos!, te llevamos.

Las visitas que no debes perderte en Normandía


El Monte Saint-Michel y su bahía

En su origen, en el año 709, esta roca estaba ocupada por una sencilla y pequeña iglesia. Con el transcurso de los siglos, una abadía, unos edificios conventuales, unas murallas y un pueblo fueron construidos para convertir al Monte Saint-Michel en un foco espiritual e intelectual, además de lugar de peregrinación. Hay que verlo emerger de la bahía, entre el mar y el cielo, para apreciar toda su majestuosa belleza.

El paseo marítimo de Deauville

Este paseo en madera exótica es mítico. Data de 1923 y bordea las casetas de baño de estilo Art Déco a lo largo de la playa. ¡Cuántas estrellas han paseado por estos 643 metros! Joséphine Baker, Buster Keaton, Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimée en la película “Un hombre y una mujer”, así como las estrellas del Festival de Cine Americano. En la actualidad, sigue siendo el lugar donde dejarse ver.

Las playas del Desembarco

El 6 de junio de 1944, las playas normandas fueron el teatro histórico de la gran operación militar que movilizó a un número ingente de barcos y aviones para liberar a Francia de la ocupación alemana. Diversos museos y cementerios jalonan esta costa, desde Sword Beach en Ouistreham, Juno Beach en Courseulles-sur-Mer, Gold Beach en Arromanches, Omaha Beach en Colleville-sur-Mer, Utah Beach en Sainte-Marie-du-Mont y hasta la punta del Hoc en Cricqueville-en-Bessin.

El Memorial de Caen

Este Memorial recuerda el período anterior y posterior a 1945 haciendo revivir el Desembarco, la batalla de Normandía, la II Guerra Mundial y la Guerra Fría. Una inmersión muy útil en la historia del siglo XX.

Los acantilados de Étretat

Destacan en la Costa de Alabastro como tres rocas de piedra caliza verticales que sobresalen de la costa y se sumergen en el mar. Son la Manneporte, la Courtine y l’Aiguille, que han inspirado a tantos pintores y se descubren desde la orilla, en barco o en un sendero sobre la Mancha.

Le Havre y su arquitectura posterior a la II Guerra Mundial

Destruida en un 80% durante la II Guerra Mundial, la ciudad fue reconstruida por el arquitecto Auguste Perret, especialista del hormigón armado. Merece la pena conocer sus construcciones, equilibradas y armoniosas, como el ayuntamiento, la iglesia de Saint Joseph y su torre de 110 metros de altura, el apartamento piloto Perret típico de los años cincuenta. El conjunto ha sido declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.

La catedral de Notre-Dame en Évreux

Construida entre el siglo X y el XIII, la imponente catedral conserva a la vez un estilo románico y gótico. Nos gustan sus 70 vidrieras de brillantes colores, algunas de ellas realizadas con el célebre amarillo de Évreux con sal de plata.

Le Gros Horloge y la catedral de Rouen

Le Gros Horloge (el Gran Reloj) es un hermoso pabellón renacentista que cruza la calle y muestra una esfera horaria. Desde la plataforma del campanario tendrás unas vistas panorámicas sobre los tejados del viejo Rouen y las torres góticas de la magnífica catedral, que alberga la reliquia del corazón de Ricardo Corazón de León.

El pequeño puerto de Dieppe

Pasear por el puerto de Dieppe es como sumergirse en los cuadros luminosos de Turner, Pissaro o Gauguin, todos ellos subyugados por los colores de las casas que se reflejan en el agua y por la animación de los muelles.

El bonito pueblo de Veules-les-Roses

Prevé una parada en esta localidad costera del País de Caux con un encanto antiguo. Se encuentra en el fondo del río más pequeño de Francia, el Veules, ¡con sólo 1.149 metros! Entre el mar y el campo, el pueblo y sus molinos sedujeron a Victor Hugo, Paul Meurice y al pintor Camille Marchand.

Las actividades que no puedes perderte en Normandía


Descubrir las impresiones de Monet en Giverny

Instalado en 1883 en una casa de Giverny, en la orilla derecha del Sena, el pintor Claude Monet se inspiró de sus jardines para pintar sus más bellas obras, como la serie de los 250 nenúfares. En la actualidad, el pueblo conserva su aire impresionista gracias a los numerosos artistas que residen en él.

Perderse por la noche en la abadía del Monte Saint-Michel

En verano, a la caída de la noche, te gustará partir tras las huellas de los misterios de la abadía. ¿Has visto el halcón peregrino que anida en el campanario o tu imaginación te está confundiendo? Poco importa, el itinerario nocturno permite descubrir de un modo distinto la arquitectura del lugar, con el añadido de la magia de la noche.

En Étretat, carrito eléctrico y palos de golf te esperan

El campo de golf de Étretat se encuentra situado sobre unos acantilados dominando la bahía. Desde hace 110 años, el recorrido es exigente y las vistas incomparables, sobre todo desde el hoyo número 10.

Ponerse su mejor sombrero para asistir a una carrera hípica

Normandía es tierra de cría de caballos y de acaballaderos. Ven a animar a los campeones en los hipódromos de Deauville o de Cabourg. Los aficionados de todo el mundo acuden a admirar los más bellos purasangre y los mejores jinetes. ¡Y también puedes apostar!

Deleitarse con un plato de mejillones con patatas fritas en Honfleur

En Honfleur, a la gente le gusta pasearse alrededor del Vieux Bassin, un puertecito bordeado de casas altas y estrechas con tejados de pizarra, recorrer las callejuelas del barrio medieval de L’Enclos, visitar la iglesia de Sainte Catherine toda ella de madera y el Museo Eugène Boudin, natural de la ciudad. ¡Y un plato de mejillones con patatas fritas en Honfleur es una delicia!

Impresionarse ante la gran rada de Cherbourg

Imagínate un muelle de cerca de 4 kilómetros, frente a la ciudad, construido para crear una rada artificial y defenderse de los ingleses. Unas obras que comenzaron bajo Luis XVI y terminaron bajo Napoleón III. En la actualidad esta proeza técnica protege eficazmente el puerto de la marea.

Visitar el cementerio militar de Bayeux

Es el mayor cementerio británico de Francia. Un lugar de memoria emocionante que alberga más de 4.600 tumbas de soldados de once nacionalidades diferentes que murieron durante la Batalla de Normandía en 1944.

De fiesta en Deauville

Deauville siempre ha sido una localidad festiva y sigue estando a la altura de su fama. Para comenzar la velada, debes ir a un bar reputado que sirva marisco, una cervecería con una decoración vintage o el bar de un gran hotel. Luego al casino, donde podrás probar suerte en la ruleta, el póquer y en las 300 máquinas tragaperras. Finalmente, te irás a bailar a una de las discotecas de Deauville, muy apreciadas por los famosos de paso.

Visitar la increíble colección del MUMA en Le Havre

En un edificio de hormigón y vidrio, inaugurado en 1961, el Museo de Arte Moderno André Malraux expone una de las mayores colecciones de pinturas impresionistas, gracias a la donación de Hélène Senn-Foulds. Un lugar sorprendente que reserva un lugar especial a la luz y a los tonos sutiles de Renoir, Sisley, Pissaro, Degas…

Disfrutar de un fin de semana romántico en Cabourg

El paseo peatonal al borde del mar, las casas de la Belle Époque, el mítico Grand Hôtel donde Marcel Proust solía alojarse, sus 4 kilómetros de playa hasta el infinito: ¡todo es perfecto para una escapada romántica!

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