El hotel de Crillon o el arte de sentirse parisino

Este icono del neoclasicismo francés, totalmente reformado y que posee la distinción Palace, pone sobre la mesa sus cartas: elegancia atemporal y un nuevo y reinventado espíritu parisino, a medio camino entre el siglo XVIII y la vanguardia contemporánea.

El arte del detalle

A menudo son los pequeños detalles los que marcan las grandes diferencias. Libros de arte, objetos cuidadosamente seleccionados... En las 78 habitaciones Deluxe, la decoración es íntima para captar mejor la esencia del estilo parisino. En sus orígenes, el hotel fue una mansión privada y hoy, el Hotel de Crillon se reconcilia con su vocación de residencia.

El arte del detalle

A menudo son los pequeños detalles los que marcan las grandes diferencias. Libros de arte, objetos cuidadosamente seleccionados... En las 78 habitaciones Deluxe, la decoración es íntima para captar mejor la esencia del estilo parisino. En sus orígenes, el hotel fue una mansión privada y hoy, el Hotel de Crillon se reconcilia con su vocación de residencia.

En casa de Marie-Antoinette

Las 10 suites Signatures encarnan el nuevo espíritu de este Palace histórico: respira un toque de modernidad dentro del clasicismo francés. Al igual que la suite Marie-Antoinette, cuya elegante decoración, toda en gris perla y rosa poudré, revisa los códigos del siglo XVIII.

Habitación con vistas

Un tributo al compositor Bernstein, otro asiduo de la casa. La suite que lleva su nombre, en la sexta planta, se extiende con una exclusiva terraza de 238 m² con vistas a la Place de la Concorde. ¿Cómo no sentirse parisino (o parisina) con esta vista impresionante, dominada por la Torre Eiffel?

Ubicadas bajo el techo, tres habitaciones invitan a sumergirse en el universo bohemio del Paris artista. Un homenaje a los escritores, artistas y pintores que ayudaron a iluminar la Ciudad de la Luz, ¡con la comodidad añadida!

Espacio gourmet

Es un secreto bien guardado. Ubicado en el corazón del hotel, el restaurante gastronómico está diseñado como un lugar íntimo, donde 24 huéspedes se embarcan cada noche en un viaje culinario único. A los mandos, el chef Christopher Hache, atento a cada detalle, desde la decoración de la mesa hasta el plato, mezcla los sabores del mundo y los savoir-faire franceses en perfecta armonía.

Espacio gourmet

Es un secreto bien guardado. Ubicado en el corazón del hotel, el restaurante gastronómico está diseñado como un lugar íntimo, donde 24 huéspedes se embarcan cada noche en un viaje culinario único. A los mandos, el chef Christopher Hache, atento a cada detalle, desde la decoración de la mesa hasta el plato, mezcla los sabores del mundo y los savoir-faire franceses en perfecta armonía.

Divino baño

Nos imaginamos la piscina llena de sirenas. Un verdadero salón acuático con un mosaico donde brillan 17.600 escamas doradas. Alrededor, los elegantes divanes invitan a relajarse después del baño.

Sabias mezclas

¿Oro y frescos combinando con sesiones de DJ en vivo? Atemporalmente chic, el bar Ambassadors mezcla sabiamente las épocas con los más elaborados cócteles. Una guiño al legado del Duque de Crillón con un toque contemporáneo y un punto de vanguardia. ¡A disfrutar!

Sabias mezclas

¿Oro y frescos combinando con sesiones de DJ en vivo? Atemporalmente chic, el bar Ambassadors mezcla sabiamente las épocas con los más elaborados cócteles. Una guiño al legado del Duque de Crillón con un toque contemporáneo y un punto de vanguardia. ¡A disfrutar!

Dulces lugares

Con sus suaves tonos en amatista, el jardín de invierno invita a hacer un paréntesis goloso. Tan relajantes como la decoración, los dulces del chef pastelero permiten todas las combinaciones: cafés exclusivos, tés eclécticos y selección de champagnes.

Toda una historia

Fue en el salón Aigles donde se firmó en 1778 el primer tratado franco-americano por el cual se reconocía la independencia de los Estados Unidos. En 1919, el mismo salón vio nacer a la Sociedad de las Naciones. Con sus ventanas que dan a la plaza de la Concordia, antes plaza Louis XV, este es un lugar de reunión para los menos reales.

Toda una historia

Fue en el salón Aigles donde se firmó en 1778 el primer tratado franco-americano por el cual se reconocía la independencia de los Estados Unidos. En 1919, el mismo salón vio nacer a la Sociedad de las Naciones. Con sus ventanas que dan a la plaza de la Concordia, antes plaza Louis XV, este es un lugar de reunión para los menos reales.