El chef Emmanuel Perrodin: “La comida es un momento artístico como otro”

Veladas de la Friche de la Belle de Mai, exposiciones en el Mucem o en la Vieille Charité… En Marsella, Emmanuel Perrodin participa en casi todas las citas culturales. Cocinero itinerante, realiza unas performances culinarias que encantan al público y a los programadores de eventos. Entrevista.

¿Cómo se le ocurrió crear performances culinarias?
Soy historiador de formación, apasionado por el arte desde siempre. Llegué a la cocina a la edad de 30 años, tras instalarme en Marsella. Me formé con otros cocineros, dirigí el Relais 50 en el Viejo Puerto y luego me entraron ganas de sacar la cocina fuera de las paredes. Quería mezclar mis dos pasiones, el arte y la gastronomía. Para mí, la cocina es un lenguaje. Es también aquello que nos constituye, culturalmente hablando. Todos tenemos recuerdos de sabores. El detonante fue cuando el Museo Cantini de Marsella me contactó hace dos años para imaginar creaciones culinarias relacionadas con la exposición “Le rêve”.

¿Pero en el fondo, que es una “performance culinaria”?
Alrededor de una exposición, se trata de una degustación que cuenta una historia a partir de las obras presentadas. La comida es un momento artístico como otro. Para la exposición “Picasso, los viajes imaginarios” en la Vieille Charité esta primavera, imaginé unas cenas nocturnas en la capilla. Por ejemplo, la obra “Naturaleza muerta con dos pulpos y dos sepias” me inspiró un pulpo cocido con col roja y bicarbonato que le da un ligero tono azul. Añadí una salsa de poso de vino, un poco de tinta y attieke. Al final, el comensal descubre que ha pintado comiendo. Estas comidas crean en el museo un espacio para compartir.

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