9 etapas vinícolas en la Ruta de los Grands Crus de Borgoña

La Ruta de los Grands Crus es el itinerario que no debes perderte en Borgoña: 60 kilómetros que recorren 37 pueblos con denominaciones mundialmente conocidas, como Gevrey-Chambertin, Nuits-Saint-Georges o Pommard… No hay mejor hilo conductor para descubrir Borgoña, su viñedo y sus Climats.

Marsannay-la-Côte: la demostración por tres

A las puertas de Dijon, Marsannay abre la Ruta de los Grands Crus de Borgoña. Es un paisaje de suaves curvas con viñas que se extiende en apretadas hileras de pueblo en pueblo, parcelas delimitadas por viejos muros de piedra seca denominados “clos” y hermosas propiedades que se alzan sobre las colinas. Con sus bodegas de doble bóveda, la propiedad de Marsannay es una buena forma de abrir boca, sobre todo porque esta denominación es la excepción en este viñedo, ya que produce los tres tipos de vinos, tintos, blancos y rosados.

Gevrey-Chambertin: vinos de renombre

En el extremo de la garganta de Lavaux, Gevrey-Chambertin es el pueblo que reúne 9 vinos Grands Crus y 26 vinos Premiers Crus. Pese a ser mundialmente célebre, a esta pequeña localidad la fama no se le sube a la cabeza, extendiéndose apacible alrededor de su iglesia románica y su castillo medieval. Para disfrutar de hermosas vistas hay que seguir el sendero que sube por las escarpadas laderas, justo detrás de las viñas. ¡El esfuerzo merece la pena!

Clos de Vougeot: una joya entre las viñas

Un castillo majestuoso con tejas lustrosas, como un islote que se alza en medio de las viñas. Se le ve desde lejos, los hay que sueñan con él y al entrar por la majestuosa puerta de esta propiedad mítica sienten un escalofrío. Es la sede de los caballeros del Tastevin, venerable hermandad con 12.000 miembros, embajadores de Borgoña por todo el mundo. Los antiguos lagares, el cocedero y la gran bodega ofrecen la misma imagen que en el siglo XII, con una divisa: “Nunca en vano, siempre en vino”.

Vosne-Romanée: el néctar plus ultra

¡Pasan tan desapercibidas que casi se podría casi pasar de largo! Un simple calvario al borde de la carretera indica donde se encuentran las parcelas más cotizadas del mundo, las de la propiedad de Romanée-Conti. Es aquí, en una pequeña extensión de 1,8 hectárea, donde nace el más caro y más reputado vino tinto del planeta. El secreto de este néctar con aromas a escaramujo y a pétalos de rosa es su “Climat”, un trozo de tierra que disfruta de una exposición perfecta y que el trabajo de los viticultores ha logrado sublimar a lo largo de los siglos.

Nuits-Saint-Georges: vinos y bayas

La pequeña localidad que da su nombre a la célebre Côte de Nuits merece una visita. No sólo porque es la cuna de algunos de los mejores vinos tintos del mundo: Nuits-Saint-Georges también alberga el Imaginarium, para saberlo todo sobre el mundo de la viña de una forma divertida, y el Cassissium, un lugar dedicado a la grosella, el oro negro de Borgoña. En este museo interactivo, esta pequeña baya es la verdadera estrella, sin ningún complejo.

Beaune: capital de los vinos de Borgoña

A lo largo de la carretera, los campanarios y propiedades con hermosos tejados con tejas brillantes anuncian ya los del Hospital de Beaune. ¡Qué esplendor! Joya de la arquitectura gótica flamígera, estos tejados policromados provocan la admiración, al igual que la gran sala de Pôvres, la capilla o la cocina de este hospital medieval, tesoro de Borgoña. Su fama también se debe a la producción vinícola de la propiedad, que se subasta cada año en noviembre. ¡Un verdadero espectáculo!

Pommard: tinto oscuro

Cuando se piensa en vino tinto, Pommard es un nombre que viene a la mente, evocando un pueblo y un viñedo destacado de Borgoña donde la uva pinot negra es la reina. A buen seguro quedarás prendado por el castillo del siglo XVIII construido frente a las viñas, con sus magníficos jardines a la francesa, sus bodegas abovedadas y su galería de arte donde conviven botellas excepcionales y obras de Dalí, Picasso o Miró.

Meursault: dulce Francia

La capital de los grandes vinos blancos de Borgoña, con un viñedo mayoritariamente plantado con uva chardonnay, tiene un enorme encanto, en medio de las colinas de suave pendiente. Con sus bodegas, sus casas señoriales, sus buenas mesas y el campanario de su iglesia gótica, Meursault es la encarnación de la dulce Francia.

Chassagne y Puligny-Montrachet: los dos hacen la pareja

Nos encontramos con un viñedo que no parece gran cosa, en una colina rocosa, una montaña calva que, sin embargo, resulta ser un terruño de excelencia en el corazón de la Côte de Beaune. En este océano de viñas, dos pueblos, cómplices y rivales a la vez, comparten el honor de producir el mejor vino blanco seco del mundo. Te prometemos una estancia encantadora en una de las cinco habitaciones de impresionante diseño del Château de Chassagne-Montrachet.

Cita en Borgoña 

La Route des Grands Crus de Bourgogne recorre los viñedos desde Dijon hasta Santenay.